domingo, 21 de octubre de 2007

Crónica con Omar Pimienta como personaje

Pequeñísimos clones de Omar cayeron sobre el pollo, sobre el plato, sobre la mesa. Muchos quedaron atrapados en la salsa y terminaban directo en bocas ajenas. El resto corría intentando escapar, entre copas y cuchillos, de la mano fatal que se cernía sobre ellos. Muchos Omares caían del mantel. Otros tantos se escondían en las servilletas, o debajo del borde de los platos. Otros eran lo que eran: Pimienta.

1 comentario:

Todos tus muertos dijo...

Es difícil alejarse de Cortázar, me gustó. El de las vacas me hizo reír mucho. Saludos.