domingo, 21 de octubre de 2007

El mármol

Estaba muy nervioso: era mi primera vez. Esperé un buen rato mientras masajeaba, a través del bolsillo, mi pistola. Cuando se desocupó, me acerqué temblando a ella. ¡Qué labios! casi no podía creer lo que iba a hacerle. Me pidió mi nombre y me dijo "¿Cuánto?". Le di uno falso e inventé una cifra. Mientras se agachaba, saqué discretamente mi arma. ¡Cómo me temblaba la mano! Me parece que se la acerqué a la boca cuando no estaba viendo. No lo recuerdo muy bien. Casi pudo darle un lengüetazo, pero no lo hizo. Se me quedó viendo a los ojos y me dijo: "¿Es tu primera vez?". Creo que asentí durante el intercambio de dinero. Tartamudeaba. Nunca había hecho algo así. Fue una sensación deliciosa cuando hizo exactamente lo que le pedí; una conexión privada, única entre sus ojos y yo. Cuando acabó todo me sonrió y dijo que estuve muy bien para ser mi primera vez. Enfundé lo que había que enfundar y salí de ahí. Creo que hasta le dije gracias.

Me sorprendió el tiroteo mientras salía, caí empapado con mi propia sangre. La muy puta había llamado a los policías. El mármol del banco quedó manchado.

1 comentario:

Gabrielle Q. dijo...

una vez mas, me gusto el tonito ironico. y tambien que podias imaginarte otras cosas.