lunes, 15 de diciembre de 2008

Tijuana 2008

Me pudren los que escriben de balas, los que cuentan los muertos, los que alucinan las cobijas, los que esperan encontrar una cabeza en el bote de basura todas las mañanas.

Me pudren los que tienen miedo de salir a la calle, los que deciden volver a casa en cuanto oscurece, los que matarían por un chaleco anti-balas, los que van de farol en farol, de árbol en árbol para cuidarse de disparos que no suceden.

Me pudren los que se mueren por mudarse, los que corren de su sombra, los que no se sacan de sus cabezas las palabras "tiroteo", "casquillos", "¿cuántos van ya?", "ten cuidado", y los que maldicen a la ciudad, al gobierno y a los narcos.

Me pudre no ser uno de ellos, me pudre que no me importe, que pueda salir a la calle y oler la lluvia y la tierra mojada en vez de la pólvora, me pudre encontrarme caminando por el Centro a las dos de la mañana, descubrirme en los billares o tomando en los bares sin voltear a ver sobre mi hombro.

Me pudre la falta de neurosis; no tenerla y no entenderla.

4 comentarios:

R dijo...

Si quieres te paso algo de mi neurosis o la de mis papás
¿Te parece?
Que el miedo en situaciones que son DIGNAS de tenerlo, funciona bastante bien para defenderse (podrías preguntarme de que hablo si es que no te lo he contado).
Deja de podrirte, de otra manera tu bufanda ya no va a querer estar en tu podrido cuello.

Humberto Peña dijo...

Nunca he dicho que no sean dignas, sencillamente me quejaba porque no lo sé entender, no lo sé compartir, y por ende me pudre que los demás sí puedan. Envidia social.

Anónimo dijo...

O quizá te pudre más que en realidad no te pudre.

Unknown dijo...

Demonios, me conoces.