jueves, 10 de julio de 2008

Tanates I

Joaquín estornudó en su celda, y del otro lado del mundo explotaban los canarios. Ya era tarde, no era hora, pero Roberto el intruso se deslizó entre los barrotes, caminó de puntas, dio una pirueta en el aire y le dijo a Joaquín al oído:
-Te voy a morder los tanates-

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