domingo, 1 de febrero de 2009

¿Te la paso?

De los cafés uno espera voces, y murmullos, y pláticas, y cucharas golpeando en el plato, y sillas arrastrándose, y máquinas de expresso haciendo ruidos, y parejitas que acomodan las sillas para tomar, incómodos, pero abrazados, sus macchiatos, y las huellas de lápiz labial rojo, rojísimo, en las tazas de los americanos de las doñas. Pero hace tiempo que en esta ciudad los cafés están solos, y cuando Andrés pide un cortado, el mesero cierra con desgano su revista.

Patricia llega tarde, y entre los saludos, las disculpas, y la orden del latte, no puede evitar el "¿Cómo has estado, cuñadito?" con el diminutivo incluido que sabe que tanto le revienta a Andrés.

He estado mejor, Patricia, ¿Cómo vas con eso... bueno, qué era lo qué hacías?, ¿Mi trabajo?, Sí, eso. ¿Cómo va?, No va mal, supongo, Mira, qué bien... Oiga, disculpe, ¿se puede fumar aquí? No, señora, nomás afuera, ¿Quieres ir afuera?, No realmente, Está bien, pues; entonces voy yo a afuera, Vamos a afuera, entonces, ¿No que no querías ir?, Todavía no quiero, mi silla ya está caliente y me da flojera. Pero vamos, Si no quieres, no vamos, Vamos.

¿Marlboros azules?, Sí, ¿Qué tienen?, No sé cómo puedes fumarlos, Me gustan y ya, ¿Te gustan, o te gusta cómo se ve la caja?, Me gusta el sabor, No saben a nada, Por eso.

Me sorprendió que llamaras, Qué molesto eso de no poder fumar adentro, ¿no?, Sí, bueno, es la ley, Pero digo, no hay gente ¿en qué les molesta?, Supongo que en la multa, Seguro que por eso la gente ya no viene a los cafés, No creo que sea por eso, ¿Me vas a salir tú también con eso de la economía? porque Gabriel no deja de hablar de eso, Supongo que algo tendrá que ver, pero todavía no creo que sea eso, ¿Entonces qué?, Supongo que la gente no tiene tiempo, o no se da tiempo en sus vidas para venir a repoblar los cafés, Clásico, ¿Qué? ¿Qué es clásico?, Pues, tú, el Andrés que se queja del mundo y de los malos vicios de la sociedad moderna, siempre tan...tan..., ¿Tan rojo?, Digamos rojillo, Ah, menos mal.

¿Por qué llamaste, Patricia?, Quería verte, tengo mucho sin verte. Caí en cuenta el otro día que, después de tantos años casada con Gabriel, nunca he sabido bien de ti, Hablando de eso, ¿cómo está Gabriel?, Está bien, ¿Nomás bien?, Nomás bien, Bien.

Y bueno, ¿qué es lo que quieres saber?, Pues, no sé, de ti, me intrigas nomás, Y aquí llega el latte para ella, ¿Para cuál ella?, Para tí, me refería a ti, ¿Y por qué lo dices como el narrador?, Nadie más lo hacía, pensé que era buen momento, Ay, Andresito..., Dice ella, a sabiendas de que a Andrés le cagan los diminutivos, Te lo habías ganado, ¿Te parece?, Me parece, ¿Y qué es lo que te intriga exactamente, Patricita? Pues, tú, todo tú; lo que haces, lo que piensas..., Los dos sabemos que a ti eso no te interesa; dime ya, ¿por qué llamaste?... Ah, no me digas, aquí es donde los dos se quedan callados e incómodos hasta que Patricia se decida a romper el hielo, ¿cierto?, Cierto.

Gabriel y yo nos estamos divorciando, No puedo decir que no me lo esperaba, Todavía no le hemos dicho a nadie en la familia... por favor, tú tampoco vayas a contar nada todavía, No lo haré, claro, ¿pero por qué me lo cuentas tú? ¿por qué no esperaste a que me enterara por Gabriel?, Y aquí es cuando ella se calla, Y cuando él espera, callado, a que ella responda, ¿no?

No hay modo simpático ni fácil de decirlo, pero lo diré de todas formas: quiero acostarme contigo, Aquí es donde el simpático caballero que comparte la velada se queda callado porque no atina a decir nada, Parece ser que sí, que ese es el momento ¿qué hacemos?, No sé, supongo que cambiamos de página, o brincamos al siguiente párrafo o algo así.

Eres la esposa de mi hermano, Ex-esposa (así, con bastardilla), ¿Ya se divorciaron?, No, Bueno, entonces eres la (bastardilla, por favor) todavía esposa de mi hermano, Lo sé, por eso no es fácil, Imagino que fácil no es, pero ¿por qué?, No sé, no tengo idea de dónde salió, sencillamente sucede que sucede, Sucede que te quieres acostar conmigo... así, sin razones, Así sucede, sí; ¿por qué? no lo sé, pero ya llanamente, viene a suceder que te traigo ganas, ¿Ganas? Pero, pero, ¿por qué yo? No sé, eres simpático, El mesero también es simpático, ¿por qué no te acuestas con él?, Eres... eres una versión mejorada de Gabriel, eso es lo que eres. Una versión más atractiva, más joven mucho más delgada... sé que es horrible, lo sé, pero es que hace demasiado tiempo que no me atrae, que no me excita Gabriel... y lo quiero, ¿sabes? le tengo... le tengo mucho cariño, y mucho aprecio, Algo muy lindo para con una tía, pero no tanto para un matrimonio..., Sí, eso, y, no sé, sencillamente no, no funciono yo con él... pero tú, tú, Andrés, contigo quiero; sencillamente quiero coger como nunca antes lo hice con Gabriel. Y aquí, otra vez, el simpático, aunque contrariado caballero, se vuelve a quedar callado, ¿Por qué contrariado?, Porque también trae ganas.

Andrés, vamos a un hotel, No, no es, en absoluto, buena idea, Vamos, anda, nomás será como un trámite, un canje, lo que quieras que sea, nomás quítame las ganas, ¿Sin sentimientos?, Sin sentimientos, ¿Y estás dispuesta a hacerle esto a Gabriel? ¿a ponerme a mí en esta situación?, Estoy dispuesta, Andrés, vamos, Bueno, vamos... nomás, una cosa, Dime, lo que quieras, Dame chance de hacer una llamada, ¿Dijo él mientras marcaba los números? Exacto, eso mismo... aguanta tantito... ¡Hey, hermanito! Fíjate que estoy aquí con Patricia -debieras verla, puso los ojos como platos- me está diciendo que quiere acostarse conmigo. ¿Te la paso?

2 comentarios:

stella marine dijo...

si estuviera al lado de ti
la hubiera chocado contigo
jajajaja
(por lo menos me guardé las ganas de decir "qué bonito")

nah, me gustó mucho.
:)

Anónimo dijo...

Jajaja, menso.