Dios: Caín.
Caín: Sí, dígame.
Dios: ¿Has visto a tu hermano Abel?
Caín: [De inmediato se pone frente a los pies de Abel intentando cubrirlo] Ehhh... pues, ejem, no, pues... no, a decir verdad, no lo he visto.
Dios: ¿Estás seguro? Me pareció haberlo visto salir contigo esta mañana.
Caín: Ammmm... no, que yo me acuerde, no.
Dios: Sí, los vi salir juntos. Le ibas hablando de un lugar interesante en el bosque.
Caín: ¡Oh! Sí, eso... ehh... este...
Dios: ¿Ajá...?
Caín: No era Abel...Era Pedro, el mapache.
Dios: ¿El mapache? Yo no recuerdo haber creado a ningún mapache llamado Pedro...
Caín: Sí bueno, Dios, ya ves como son estos mapaches... apenas uno voltea los ojos y ya están dándole... Tú sabes...
Dios: Eso sí...
[Silencio incómodo; Caín intenta salir de escena disimuladamente con pasos cortos. Deja a la vista los pies de Abel]
Dios: ¡Caín! ¿¡Qué es eso!?
Caín: ¿Qué es qué?
Dios: ¡Eso! Eso que está tirado a tus pies.
Caín: Ammm... ¿una piedra?
Dios: No... creo... ¡creo que es Abel!
Caín: ¿Te parece? Yo digo que parece más una piedra.
Dios: ¡Te digo que es Abel!
Caín: ¿Seguro que no es una piedra?. Digo, a fin de cuentas, yo no soy el que confunde a mi hermano con un mapache...
Dios: ¡Abel! ¡Abel! ¿Eres tú? ¿Estás bien?
Caín: A ver, déjame ver... [mueve el cuerpo de Abel] Pues... no se mueve ni nada.
Dios: ¡Está muerto!
Caín: O -como decía antes- es una piedra.
Dios: No, no puede ser una roca. Las piedras no sangran, y siento sangre sobre la tierra.
Caín: Igual y fue el mapache. Debiste ver el madrazo que se metió hace rato...
Dios: ¡Es sangre humana!
Caín: [como si no lo escuchara] ...iba caminando, no vió la raíz y ¡paz!... de hocico al suelo.
Dios: Cónvéncete, Caín, de que tu hermano es el que está en el suelo, que la sangre que fluye es suya, y que ha muerto.
[Caín se queda callado unos momentos con la mano en la barbilla]
Caín: Igual y tampoco vio la raíz....
[De repente, los árboles se mueven y dejan al descubierto la quijada de burro]
Dios: ¡Caín! ¿Qué es eso junto a su cuerpo?
Caín: Ehhh... ¿Otra piedra?
Dios: No... es... es una quijada de burro... ¡Y mira! está manchada de sangre.
[Caín la levanta y la sostiene; la empieza a admirar desde varios ángulos]
Caín: No es de burro, es muy chica para ser de burro. Yo digo que es de caballo...
Dios: A mí me parece que es de burro.
Caín: A lo mucho, te diría que es de mula, pero de burro no creo que sea.
Dios: Coño, Caín; ¡yo soy el que los he creado! Créeme que sé diferenciarlos
Caín: No me tienes que hablar así...
Dios: Oh, lo siento.
Caín: Digo, como hace tanto tiempo que no bajas... pensé que igual y ya no los recordabas.
Dios: ¡No es cierto! Bajé el otro día...
Caín: Sí, digo, a crear manatíes... y a saludar a Abel, claro. Siempre saludando a Abel; pero a Caín ni un hola, ¿verdad? Abel se pierde tantito y ahí andas buscándolo desde Nod hasta el Edén; y si el pinche Caín se rompe una costilla, no ve ni tus luces. Sabes, Dios; ya no eres como antes... has cambiado.
Dios:No he cambiado... sigo siendo el mismo que conociste...
Caín: ¡No es cierto! ¡Te la pasas en tu nube!
Dios: Bueno, sea de lo que sea... el punto es que Abel ha muerto.
Caín: ¡No me intentes cambiar el tema!
Dios: ¿Qué no ves, Caín? ¡La quijada de burro es el arma homicida! ¡Abel ha sido asesinado!
Caín: Errr...
Diós: [Vociferando] ¿Quién es el culpable? ¿Quién es el que ha asesinado a mi hijo más amado?
Caín: [Por lo bajo] Uy sí, el más amado...
Dios: Dime Caín, ¿quién?
Caín: Pues... a mí me cae que fue Eva...
Dios: ¿Eva?
Caín: Errr.. sí, digo... tiene antecedentes, ¿no?
1 comentario:
me gustó desde que solamente era idea.
Dios sin saber lo que pasaba.
yo ya decía que Dios no lo sabe todo.
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